La República Española

Memoria Republicana
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Las 13 Rosas

Fue uno de los episodios más crueles de la represión franquista. El 5 de agosto de 1939, trece mujeres, la mitad menores, fueron ejecutadas ante las tapias del cementerio del Este.

Las 13 Rosas, que su nombre no se borre de la historia

Las Trece Rosas
  • Carmen Barrero Aguado
  • Martina Barroso García
  • Blanca Brisac Vázquez
  • “Voy a morir con la cabeza alta… Hijo, hijo, hasta la eternidad…”.
  • Pilar Bueno Ibáñez
  • Julia Conesa Conesa
  • " Que mi nombre no se borre de la historia "
  • Avelina García Casillas
  • Elena Gil Olaya
  • Virtudes González García
  • Ana López Gallego
  • " ¿ Y es que a mí no me matan ? "
  • Joaquina López Laffite
  • Dionisia Manzanero Salas
  • Victoria Muñoz García
  • Luisa Rodríguez de la Fuente
  • En el ambiente de ese verano de posguerra –tristísimo para unos y glorioso para otros–, se mezclaban las ruinas de los edificios y la pobreza de sus pobladores con las dolorosas secuelas físicas y psicológicas de la contienda. Y, sobre todo, abundaban ya la propaganda y la represión. El día a día de la capital estaba marcado por las denuncias constantes de vecinos, amigos y familiares; por la delación, los procesos de depuración en la Administración , en la Universidad y en las empresas; por las redadas, los espías infiltrados en todas partes, las detenciones y las ejecuciones sumarias. En junio habían comenzado, incluso, los fusilamientos de mujeres. “Españoles, alerta. España sigue en pie de guerra contra todo enemigo del interior o del exterior, perpetuamente fiel a sus caídos. España, con el favor de Dios, sigue en marcha, una, grande, libre, hacia su irrenunciable destino…”, voceaban las radios de Madrid. “Juro aplastar y hundir al que se interponga en nuestro camino”, advertía Franco en sus discursos.

    “Reunido el Consejo de Guerra Permanente número 9 para ver y fallar la causa número 30.426 que por el procedimiento sumarísimo de urgencia se ha seguido contra los procesados (…) responsables de un delito de adhesión a la rebelión (…) Fallamos que debemos condenar y condenamos a cada uno de los acusados (…) a la pena de muerte”, dice la sentencia. A Julia la acusaban hasta de haber sido “cobradora de tranvías durante la dominación marxista”.

    Y apenas 24 horas más tarde, 13 de aquellas mujeres y 43 hombres fueron ejecutados ante las tapias del cementerio del Este. El momento lo recuerdan así algunas compañeras de presidio: “Yo estaba asomada a la ventana de la celda y las vi salir. Pasaban repartidores de leche con sus carros y la Guardía Civil los apartaba. Las presas iban de dos en dos y tres guardias escoltaban a cada pareja, parecían tranquilas”Las Trece Rosas -  Republica española

    “Algunas permanecimos arrodilladas desde que se las llevaron, durante un tiempo que me parecieron horas, sin que nadie dijera nada. Hasta que María Teresa Igual, la funcionaria que las acompañó, se presentó para decirnos que habían muerto muy serenas y que una de ellas, Anita, no había fallecido con la primera descarga y gritó a sus verdugos: ‘¿es que a mí no me matan?”

    “Si fue terrible perderlas, verlas s??alir, tener que soportarlo con aquella impotencia, más lo fue ver la sangre fría de Teresa Igual relatando cómo habían caído. Entre las cosas que nos dijo, fue que las chicas iban muy ilusionadas porque pensaban que iban a verse con los hombres [con sus novios y maridos, también condenados] antes de ser ejecutadas, pero se encontraron que ya habían sido fusilados”

    Quince de los ajusticiados ese 5 de agosto de 1939 eran menores de edad, entonces establecida en los 21 años. Por su juventud, a estas mujeres se las comenzó a llamar “las trece rosas”, y su historia se convirtió pronto en una de las más conmovedoras de aquel tiempo de odio fratricida y fascismo

    “Tras entrevistar a sus compañeros de organización, a sus familiares, concluimos que las trece rosas eran mujeres que sabían bien lo que hacían, y que con gran valentía y clarividencia lucharon contra el régimen antidemocrático que se avecinaba”

    “Se afiliaron a la JSU de forma consciente; pudiendo quedarse en casa, salieron a la calle y optaron por luchar y defender la II República española, desempeñando diversas labores durante la defensa de Madrid y poniendo en riesgo sus propias vidas”

    El régimen franquista “adoptaba un tono paternalista con las mujeres en sus mensajes, pero trató con igual inquina a hombres y a mujeres. La miliciana era para los vencedores la antítesis de la mujer, cuya misión en la vida era ser madre y reposo del guerrero”. Para Santiago Carrillo, que fue primer secretario general de la JSU , “en las guerras, son ellas siempre las que más sufren… Y el régimen de Franco hizo todo lo posible por destruir el espíritu de libertad de las mujeres que se había creado con la Rep&uacut??e;blica ”.

    Eran modistas, pianistas, sastras, amas de casa, militantes todas, menos Brisac, de la JSU. El suyo se considera uno de los castigos más duros a los vencidos de la posguerra. Una respuesta, dicen, al asesinato del comandante de la Guardia Civil , Isaac Gabaldón, a su hija y su chófer el 27 de julio anterior.

    “El número de detenciones diarias en la capital era muy variable en 1939, aunque muchos días la información titulada ‘Detención de autores de asesinato' estaba formada por más de cien nombres…”

    “Los peores meses fueron junio, con 227 fusilados; julio, con 193; septiembre, con 106; octubre, con 123, y noviembre, con 201. Por días, los más sangrientos fueron el 14 de junio: 80 fusilados; 24 de junio, 10 2; 24 de julio, 48 ; el 5 de agosto, 56 . (…) Ese día, y 48 horas después de dictar sentencia, fueron fusiladas las ‘trece rosas', de entre 18 y 23 años, que habían intentado reconstruir la JSU en la clandestinidad”.

    “Franco se proponía destruir hasta la simiente de los rojos en este país… y al decir rojos, estoy diciendo los simples demócratas, los liberales, cualquier recuerdo de los tiempos en que España había sido libre”

    Las trece rosas fueron elegidas para morir entre las 4.000 reclusas hacinadas en Ventas en un espacio pensado para 400 (más de 280.000 presos políticos se contaban en 1939 en España). ¿Por qué ellas y no otras?

    Pasaron a la historia por "las trece rosas", título de un poema escrito por una de ellas

    Así pudo ser cómo se decidió el destino de éstas trece mujeres: Carcel de mujeres (…). Una hora antes les había llegado la orden de elegir a quince mujeres, preferentemente menores de edad, para conducirlas a juicio. Ya en comisaría, una señora, que se sentía agradecida porque habían liberado a su hija, les regaló al Pálido un ramo de rosas.

    Eran quince… ‘Señores, ha llegado el momento de decidir quiénes van a ser las quince de la mala hora. Bastará con ponerle un nombre a cada una de las rosas… Empezaré yo', dijo tomando una flor. ‘Y bien, esta rosa de pasión se va a llamar Luisa. No conseguí que esa bastarda pronunciara una sola palabra en los interrogatorios. Por poco me vuelve loco'. ‘Y ésta, Pilar', ‘Y ésta se va a llamar Virtudes', ‘Y ésta, Carmen', ‘Lo merece más que nadie. Nunca me miró bien esa condenada'. ‘Y ésta, Martina', ‘Está siempre ausente. Seguro que ni siquiera se va a dar cuenta de que ha muerto”.

    Determinadas corrientes revisionistas pretenden hoy cambiar la realidad de los hechos y esto sí que es muy peligroso.

    LAS TRECE ROSAS Madrid se viste de luto,
    por trece rosas castizas,
    trece vidas se cortaron,
    siendo jóvenes, casi niñas.

    Malditas sean las almas,
    de sus verdugos fascistas,
    que con guadañas de odio,
    segaron sus cortas vidas.

    España es vuestra madre,
    su cielo vuestra sonrisa.
    sus campos tienen la sangre,
    de unas rosas, casi niñas.

    El pueblo de Madrid os quiere,
    ese pueblo que abomina,
    de salvadores de patrias,
    de rojos y de fascistas.

    Madrid es patria de todos,
    su nombre solo mancillan,
    el odio de los caciques,
    cuya razón es la envidia.

    Las rosaledas de parques,
    de esta, nuestra España chica,
    reflejarán vuestras caras,
    vuestras sonrisas de niñas.

    Benditas seáis mil veces,
    benditas vuestras familias,
    malditos los asesinos,
    que nuestras rosas marchitan.

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